Daniel Pérez
Muchas personas sufren síntomas de ansiedad hoy día, además de los temidos ataques de pánico (mucho más, cuando son nocturnos).
Una vez se han descartado que los síntomas tengan un origen médico, o sea, que sean manifestaciones de un problema físico o enfermedad, el tratamiento de estos problemas suele ser de dos tipos: farmacológico (para reducir los síntomas) y psicológico (el más eficaz porque suele incluir algún tipo de terapia de exposición en la que la persona aprende a "perder el miedo" a los signos y síntomas de la ansiedad y también, a enfrentarse a situaciones que le causan ansiedad o angustia).
El ataque de ansiedad no es más que un mecanismo natural que llevamos de serie. Es una respuesta de alarma ante un peligro real o percibido como real aunque no lo sea.
En otras palabras, la ansiedad es natural, pero que la respuesta de ansiedad se "dispare" menudo sin causa objetiva aparente, no lo es. Básicamente, es un estado de alarma o alerta mantenido, una hiper activación del sistema nervioso autónomo.
El sistema nervioso, para explicarlo simple, tiene dos partes: simpático y parasimpático (la parte que activa y la parte que relaja o Yin-Yang en el lenguaje oriental). Normalmente, el equilibrio entre ambos se mantiene de forma dinámica en estado normal. Esto quiere decir, que según los estímulos internos e internos en el complejo cuerpo-mente, una parte o la otra predomina en ciertos momentos.
Cuado hay un ataque de pánico, es como si el sistema de alarma se dispara sin motivo aparente (en realidad se dispara porque hay una hiper sensibilidad que lo predispone y que percibe cualquier cosa como un peligro para su supervivencia).
Cuando se padece ansiedad generalizada, el sistema de alarma está activado de forma constante, con el gasto energético que ello supone.
La constelación de signos y síntomas psíquicos y físicos ya son populares, pero no por ello, menos desagradables:
Inquietud, pánico, confusión, miedo a morir o a tener un ataque, sensación de irrealidad, sensación de volverse loco...
Diarrea, gases, indigestión, temblores, hormigueos, ahogo, taquicardia, dolor en el pecho, sensación de ahogo, sensación de muerte.
En fin, la lista podía aumentarse...
Primero, es necesario tranquilizar el pensamiento si usted lo padece, la ansiedad no mata, lo parece, pero no mata.
Tampoco hay que ser inocente, el estado de alarma y la segregación de adrenalina y cortisol, son mecanismos naturales de emergencia, pero no es bueno que éste estado de estrés sea un estado continuo.
Sabemos que el estilo de vida, alimentación y ejercicio, ayudan...pero, en general, las personas que los padecen hace tiempo, mejoran muy lentamente y suelen tener secuelas o recordatorios que duran años y años. Digamos que se gtarda tiempo y el sistema nervioso queda "tocado" o sensible.
El sistema nervioso puede recuperar el equilbrio si se le "enseña" a calmarse, y aquí es donde entra la práctica de Chikung (Qigong), Meditación, Taichi y Kungfu. Siempre y cuando su práctica sea correcta y desarrolle las habilidades adecuadas.
Como yo mismo tengo mucha experiencia en estos temas, sé lo que se debe y no se debe hacer. De hecho, las dos habilidades clave de estas artes o sistemas internos de ejercicio ("interno" significa que trabajan sobre aspectos internos como la energía vital o la mente) son el secreto para ayudar a aliviar y erradicar el problema:
-Entrar en un estado mental de relajación
-Generar el fluir de la energía vital
-Sonreís de corazón
Traducido a términos occidentales:
-Calmar el sistema nervioso
-Mejorar el equilibrio de los sistemas orgánicos de todo el cuerpo
-Sentirse alegre y despreocupado (al menos durante la práctica, idealmente, en otros momentos también).
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